Cumbre indígena en Colombia: la unidad se construye desde la cocina

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El evento contó con la participación de siete organizaciones indígenas nacionales y 8.000 asistentes que consensuaron un documento con el fin de ser presentado al nuevo gobierno y establecer una hoja de ruta para la relación entre ambas partes. El pensamiento ancestral y el diálogo como base para la construcción de la unidad fueron los ejes transversales de las distintas comisiones. El Presidente, Gustavo Petro, y la Vicepresidenta, Francia Márquez, no cumplieron con su promesa de participar de la cumbre.

El evento contó con la participación de siete organizaciones indígenas nacionales y 8.000 asistentes que consensuaron un documento con el fin de ser presentado al nuevo gobierno y establecer una hoja de ruta para la relación entre ambas partes. El pensamiento ancestral y el diálogo como base para la construcción de la unidad fueron los ejes transversales de las distintas comisiones. El Presidente, Gustavo Petro, y la Vicepresidenta, Francia Márquez, no cumplieron con su promesa de participar de la cumbre.

Año tras año, se conmemora con varios eventos la importante gesta de los mayores del pueblo Misak que iniciaron la recuperación de una parte del territorio usurpado y de la cultura ancestral. En plena coordinación de las tareas de conmemoración del 19 de julio en el municipio de Silvia (Cauca), el director de la Ala Kusrey ya- Misak Universidad, Taita Fabio Calambás, y los integrantes del Cabildo Estudiantil fueron sorprendidos con la noticia de que se había acordado realizar una reunión nacional con la participación de siete organizaciones indígenas: Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), Autoridades Indígenas del Sur Occidente (AISO), Confederación Indígena Tayrona (CIT), Consejo Regional del Cauca (CRIC) y Gobierno Mayor.

A los pocos minutos, la noticia ya no era noticia, era un mandato: había que sumarse a un amplio equipo del pueblo Misak en representación de AISO y, coordinar la organización del evento junto a la delegación del CRIC y del Consejo Territorial de Autoridades indígenas del Oriente Caucano (COTAINDOC). Cuando nos comunicamos esa misma noche, Taita Fabio me sorprendió con su pregunta: “¿Está bien sentado? Lo que le voy a contar va hacer que se vaya de espaldas”. No era para menos la sorpresa. Organizar un evento nacional en menos de 15 días era una tarea de grandes proporciones: había que garantizar alojamiento, alimentación, servicio de salud, comunicaciones, servicio eléctrico y sanitario para unas 8.000 personas. El primer consenso entre los coordinadores fue el nombre del evento: Cumbre de Pueblos Originarios Tejiendo la Unidad.

Mas allá de la logística, había que garantizar las condiciones para que el histórico evento, a realizarse entre el 27 y el 30 de julio, pudiese concluir con un documento unificado entre las siete organizaciones, para ser entregado al gobierno entrante en su anunciada visita, con la presencia de la vicepresidenta, Francia Márquez, y del presidente, Gustavo Petro. El presidente les había solicitado a las organizaciones indígenas unificar una posición para trazar la hoja de ruta en la relación del gobierno con los pueblos originarios. Previamente al triunfo electoral, cada una de las organizaciones le había entregado a Petro, por separado, sendos documentos que contenían la visión de país a construir, no solo desde lo étnico.

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Mujeres de la guardia indígena Pubenence. El evento contó con la participación de siete organizaciones indígenas nacionales. Foto: Leonardo Díaz Ramírez

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Mujeres de la guardia indígena Pubenence. El evento contó con la participación de siete organizaciones indígenas nacionales. Foto: Leonardo Díaz Ramírez

La unidad desde el amor

La primera jornada de la Cumbre arrancó a las 9.00 de la mañana en la Plaza Principal de Silvia. Saltaba a la vista la multiplicidad de delegados de los pueblos originarios de Colombia y el particular colorido de sus ropas. Poco a poco, el frío obligó a que los invitados provenientes de tierras cálidas se fueran uniformando con ruanas de fabricación ecuatoriana compradas en los comercios.

En la plaza central, se oía la voz de mando de diferentes guardias indígenas trabajando por separado. Al costado izquierdo, de frente a la iglesia, estaba formada con cierta solemnidad la guardia pubenence del pueblo Misak, a la derecha, a unos pocos metros, la guardia del CRIC hacía ejercicios de calentamiento portando sus bastones con cintas de colores entretejidas y bien uniformados, mientras recibían instrucciones. Entretanto, seguían llegando guardias de otras organizaciones: desde los pijaos del departamento de Tolima hasta los pastos de Nariño. Con el correr de los minutos, se juntaron las filas y se unificaron los mandos.

A las 10.00, se autorizó la entrada a la galería del mercado del municipio, sitio acordado para realizar la Cumbre. En la parte baja, a la vista de todos, estaba el escenario con una pantalla de fondo de gran tamaño y su parte delantera estaba adornada, de lado a lado, con ramilletes de anturios rojos y blancos acompañados por chirosas amarillas y un follaje verde. Nada estaba librado al azar: estos colores están presentes en las banderas y símbolos de los diversos pueblos indígenas y de las siete organizaciones convocantes.

“La unidad de nuestros pueblos es a partir del corazón de la madre. Tenemos que volver al origen y cuando volvamos al origen, todas las culturas que estamos acá regresaremos al vientre de una mujer”.

“Es el tiempo de la maternidad, es el tiempo del gobierno de la madre, es lo que necesitamos. Entonces, la unidad de nuestros pueblos es a partir del corazón de la madre”.

Las autoridades se sentaron ante una gran mesa rectangular de cara a los asistentes. Mama Mercedes Tunubalá, primera mujer Misak que ocupa la alcaldía de Silvia y autoridad anfitriona, hizo la apertura de la Cumbre y dio la bienvenida a todos los delegados y delegadas. A continuación, todos los referentes indígenas hicieron uso de la palabra con mensajes de unidad y el compromiso de llegar a un consenso y, así, al final de la Cumbre, presentar las conclusiones a Gustavo Petro.

Mientras la mesa directiva elaboraba la agenda de la cumbre, el líder del pueblo Gunadule Abadio Green fue invitado al escenario para reflexionar sobre la política de la unidad y conectar la sabiduría ancestral con la situación actual. Sus palabras diferenciaron la política concebida como beneficio de la política del bien común de todo lo existente desde el amor maternal: “La educación que necesitamos es desde el amor, pero, ¿el amor dónde está? En las madres y en las mujeres. O sea que es el tiempo de la maternidad, es el tiempo del gobierno de la madre, es lo que necesitamos. Entonces, la unidad de nuestros pueblos es a partir del corazón de la madre. ¿En qué sentido? Tenemos que volver al origen y cuando volvamos al origen, todas las culturas que estamos acá regresaremos al vientre de una mujer. Las siete organizaciones que estamos aquí nacieron con un objetivo. ¿Cuál? Cuidar, proteger a la madre tierra. Cuidar, proteger nuestros territorios”.

Al final de su intervención, llamó a los hombres a activar la energía femenina y maternal que la naturaleza nos dio, y a trabajar la unidad desde el amor y el corazón, y no desde la razón. Los asistentes respondieron con una ovación masiva. Fue emocionante oír y sentir cómo desde el pensamiento ancestral se sustentaba la política de la unidad.

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Comunera nasa interviniendo en la Primera Comisión sobre el camino de la unidad del movimiento indígena. Foto: Leonardo Díaz Ramírez

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Comunera nasa interviniendo en la Primera Comisión sobre el camino de la unidad del movimiento indígena. Foto: Leonardo Díaz Ramírez

Construyendo una hoja de ruta a través del consenso

El segundo día bien temprano, nos encontramos con nuestro compañero de trabajo del pueblo Misak, Darío Cuchillo, quien fue comisionado para precisar la agenda temática y los sitios donde trabajarían las comisiones. Al calor de una taza de café, nos informamos sobre las siete comisiones definidas:

– Primera Comisión: Balance del camino de la unidad del movimiento indígena colombiano

– Segunda Comisión: La agenda legislativa y las reformas estructurales

– Tercera Comisión: Retos del movimiento indígena colombiano frente al plan nacional de desarrollo del 2022-2026

– Cuarta Comisión: Relacionamiento e interlocución con el gobierno nacional y actores internacionales

– Quinta Comisión: Mujer, familia y generación

– Sexta Comisión: Jóvenes

– Séptima Comisión: Ambiente

Las comisiones tuvieron un día y medio para debatir y sacar sus conclusiones. Las más concurridas fueron la primera, la segunda, la tercera y la cuarta, que concentraron la participación de las autoridades y dirigentes. La quinta, sexta y séptima contaron fundamentalmente con la presencia de jóvenes y mujeres. En el tercer día, como estaba previsto, se entregaron las conclusiones.

“Los jóvenes constituyeron una declaración autonómica que recoge y reafirma el pensamiento ancestral, razón de ser de los pueblos originarios. Por lo tanto, la declaración le exige al Estado su reconocimiento y protección”.

“Los jóvenes constituyeron una declaración autonómica que recoge el pensamiento ancestral, razón de ser de los pueblos originarios”.

En la comisión séptima, los jóvenes constituyeron una declaración autonómica que recoge y reafirma el pensamiento ancestral, razón de ser de los pueblos originarios. Por lo tanto, la declaración le exige al Estado su reconocimiento y protección: “Declaramos la madre tierra y todas sus formas de vida, como sujetos de derecho, para garantizar su pervivencia, mantenimiento, prevención, restauración y regeneración de sus ciclos vitales, estructuras, funciones y procesos evolutivos, para lo cual, resulta de vital importancia los saberes y conocimientos ancestrales y tradicionales de los pueblos y comunidades nativas y originarias, que milenariamente han convivido en complementariedad, armonía y equilibrio con la naturaleza, a quienes se les debe reconocer, proteger y garantizar su participación como sus legítimos dueños”.

Complementariamente, las autoridades y los dirigentes de las organizaciones trabajaron sobre la autonomía del territorio. Era inevitable que los temas tratados y sus conclusiones fueran los mismos que ya se habían abordado con gobiernos anteriores de manera permanente y en vano, a juzgar por sus resultados. Ahora, la diferencia es que todos los temas están expuestos integralmente para ser trabajados de manera estructural. Por años, se ha planteado la necesidad de implementar el sistema de salud propio, el sistema de educación propio, la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz, la ampliación y saneamiento de los resguardos, la protección integral de los dirigentes, el derecho a la consulta previa libre e informada, entre otros importantes temas que quedaron incluidos en el documento final.

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En el último día, un grupo de niños se hizo paso entre la guardia indígena arrodillada para entregar el documento consensuado a un representante del nuevo gobierno. Foto: Mauricio Martínez

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En el último día, un grupo de niños se hizo paso entre la guardia indígena arrodillada para entregar el documento consensuado a un representante del nuevo gobierno. Foto: Mauricio Martínez

La esperanza del cambio

Llegó el día final de la cumbre y era de conocimiento público que ni Petro ni Francia Márquez asistirían. En su representación llegó una delegación integrada por senadores, representantes del Pacto Histórico y por quien sería el nuevo Ministro del Interior, Alfonso Prada. El reclamo por la inasistencia del Presidente y la Vicepresidenta fue claro y contundente. Sin embargo, la historia se construye tal como se nos presentan las circunstancias.

La tensión generada por el incumplimiento se rompió con las primeras notas del himno de la guardia indígena del CRIC. “¡Guardia, guardia! ¡Fuerza, fuerza! ¡Por mi raza! ¡Por mi tierra!”, coreábamos al unísono todos los presentes. Mientras, desde un costado, entraba la guardia indígena integrada por comuneros de todos los pueblos, avanzando en espiral y ondeando las distintas banderas. Al final, en medio del silencio, la guardia se agachó dejando de pie a una niña Misak y un niño Nasa encargados de entregar el documento. Entonces, se le pidió a Alfonso Prada que bajara de la tarima a recibir las conclusiones trabajadas durante la cumbre. El nuevo Ministro del Interior tuvo que avanzar en espiral hasta llegar al centro donde estaban los niños portadores del documento de la esperanza de cambio.

Los senadores y representantes hicieron uso de la palabra, pero tal vez la frase más concluyente de la cumbre y de esta crónica la pronunció Mama Luz Dary Aranda Morales, gobernadora del Cabildo de Guambia: “Hemos tenido la capacidad de reunirnos hoy aquí, todos los pueblos, aquí en la diversidad, en este territorio ancestral de Silvia, Cauca, de podernos sentar y mirarnos hacia adentro, de poder reflexionar sobre nuestros procesos. Pero no podemos hablar de unidad, no podemos hablar de cambio por la vida, si no hay un cambio desde el fondo, desde mi ser, desde mi cocina, desde la organización, desde los pueblos indígenas. Si no nos sentamos, ¿cómo vamos a dialogar?”