Como actores clave en el conocimiento sobre el clima y sus efectos, los pueblos indígenas deberían tener un papel más importante en la forma en que la comunidad internacional aborda el cambio climático. Especialmente, cuando los indígenas son los que más sufren los incendios en los bosques, las sequías que afectan su soberanía alimentaria, el deshielo del Ártico y el crecimiento del nivel del mar en las islas. A esta altura, es necesario mejorar la inclusión de los indígenas en la toma de decisiones y las investigaciones científicas.
Si bien los pueblos indígenas son los que menos contribuyen al cambio climático, paradójicamente, son los que más sufren sus efectos. Sus formas de vida, que dependen en gran medida de la naturaleza, se ven afectadas, particularmente, en lugares como el Ártico, las pequeñas islas y las regiones montañosas. Debido a su estrecha relación con la tierra, los pueblos indígenas observan y describen estos cambios a través de sus perspectivas culturales y medioambientales únicas.
El conocimiento ancestral de los pueblos indígenas le brinda a la humanidad una valiosa visión de cómo enfrentar el cambio climático. Sin embargo, a pesar de su profunda comprensión, su conocimiento a menudo se pasa por alto en informes y políticas sobre el cambio climático, incluso cuando la información es limitada o se necesitan estrategias de adaptación en sus territorios. Como actores clave en el conocimiento sobre el clima y sus efectos, los pueblos indígenas deberían tener un papel más importante en la forma en que abordamos el cambio climático, tanto a nivel local como global.
En respuesta al llamado de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para que los gobiernos contemplen estrategias climáticas más inclusivas y basadas en los derechos humanos, una red de investigadores indígenas y no indígenas se unió en un proyecto global centrado en el conocimiento indígena sobre el cambio climático: Indicadores Locales de Impactos del Cambio Climático (LICCI). A continuación, destacamos sus principales hallazgos y sus recomendaciones para implementar políticas públicas.
Los impactos del cambio climático en los territorios indígenas
Las investigaciones muestran claramente que los pueblos indígenas están notando cambios reales y continuos en los entornos que han habitado y gestionado durante generaciones. El pueblo Gurung en Laprak (Nepal) informa que eventos de lluvias extremas frecuentes, inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y olas de frío interrumpen los calendarios agrícolas tradicionales y afectan la productividad del ganado, lo que impacta la seguridad alimentaria y la economía local. Para los collagua en el Valle del Colca (Perú) o los mayas en Timucuy (México), el clima impredecible hace que la agricultura sea más difícil y estresante; mientras que para los inuit en la Isla de Baffin (Canadá) la caza en el hielo marino se ha vuelto mucho más peligrosa debido a las condiciones cambiantes del hielo.
Los informes de los pueblos indígenas sobre el cambio climático no siempre coinciden con los registros instrumentales de la ciencia, ofreciendo nuevos conocimientos a la humanidad. Sus saberes pueden revelar impactos en áreas que las estaciones meteorológicas globales a menudo no detectan, como en el Ártico, las montañas, los desiertos o las selvas tropicales. Por ejemplo, los agricultores twa en la República Democrática del Congo han notado cambios en los patrones de niebla, un detalle que no capturan las estaciones meteorológicas, lo que ayuda a comprender mejor los impactos del clima en esa región.
En muchas comunidades indígenas, los impactos del cambio climático no se ven de forma aislada, sino como parte de un panorama más amplio de transformaciones ambientales y sociales. Los pueblos indígenas a menudo reconocen el cambio climático como sólo un factor que contribuye al daño ambiental, junto con el uso excesivo de recursos naturales (como la tala o la sobrepesca), proyectos de desarrollo mal planificados, nuevas infraestructuras y políticas gubernamentales. Estos otros factores a menudo se consideran amenazas más inmediatas y graves que el cambio climático. El pueblo Daasanach en el norte de Kenia dice que los proyectos de infraestructura hídrica y las políticas de conservación han sido las principales causas de los cambios ambientales en su área.
En la región de la Puna Seca de Argentina, las comunidades pastorales kolla-atacameño han notado menos precipitaciones, pero también señalan la degradación de humedales, importantes para el agua y el pastoreo, debido a la construcción de carreteras y la minería de litio. En muchos lugares, el cambio climático aumenta la vulnerabilidad de los pueblos indígenas: los pastores de renos koryak en Siberia dicen que el cambio climático está intensificando los problemas dejados por los trastornos sociales y económicos de las eras soviética y postsoviética.
Además, los pueblos indígenas a menudo interpretan los cambios ambientales en términos cosmológicos o espirituales. Los tsimane’ en la Amazonía boliviana creen que el uso de técnicas de caza, pesca y recolección inapropiadas, abusivas o culturalmente irrespetuosas despierta la ira de los espíritus guardianes de la naturaleza, quienes castigan a los tsimane’ con la escasez de recursos. La cosmovisión y creencias espirituales de los tsimane’ juegan un papel destacado en su comprensión de cómo y por qué cambia el mundo, y por lo tanto, deben ser reconocidas en cualquier intento de integrar los sistemas de conocimiento.
Estrategias indígenas de adaptación al cambio climático
Los pueblos indígenas enfrentan los impactos del cambio climático de diferentes maneras, según su situación. Muchas de sus respuestas involucran soluciones locales, como las comunidades iTaukei en Fiji que comparten alimentos para apoyarse mutuamente o realizan pequeños cambios en sus prácticas agrícolas. El pueblo Bassari en Senegal y el pueblo Betsileo en Madagascar utilizan una variedad de cultivos y paisajes para soportar las sequías y el clima impredecible.
El cambio climático también impulsa a los pueblos indígenas a realizar cambios significativos, como reubicarse o realizar actividades menos dependientes de la naturaleza. Por ejemplo, en el noreste de Groenlandia, los inughuit, una comunidad tradicionalmente dedicada a la pesca y la caza, han hecho la transición a profesiones asalariadas. Sin embargo, aunque les permite hacer frente al cambio climático a corto plazo, estas respuestas pueden tener desventajas a largo plazo, como la disminución de las actividades tradicionales y una mayor dependencia del mercado, lo que las convierte en respuestas mal adaptadas a largo plazo. Por ejemplo, al adoptar una agricultura más orientada al mercado, las comunidades agrícolas collagua en el Valle del Colca, Perú, se han vuelto menos resilientes en términos de seguridad alimentaria, ya que ahora producen menos cultivos tradicionales como la quinua y las habas.
El conocimiento indígena ofrece valiosas soluciones de adaptación específicas para su contexto local. Debido a su larga conexión con la tierra, las respuestas de los pueblos indígenas al cambio climático suelen reflejar su estilo de vida único y sus valores culturales. Sus estrategias pueden inspirar planes de acción más sostenibles, diversos y dirigidos a nivel local. Por ejemplo, los recursos que comparten las comunidades iTaukei (Fiji) garantizan la seguridad alimentaria después de desastres climáticos, priorizando el bienestar comunitario sobre el beneficio individual, un enfoque que no se suele ver en los planes nacionales.
Barreras a la adaptación y cooperación con la ciencia
Los pueblos indígenas enfrentan obstáculos sociales, políticos y culturales que limitan su capacidad de adaptación. Factores como la limitada influencia política, la pobreza, el acceso desigual a los recursos y otros desafíos relacionados con el colonialismo y el racismo continúan afectándolos. El pueblo Mapuche-Pehuenche, en el sur de Chile, afirma que su vulnerabilidad proviene del daño continuo a sus tierras debido a la tala de bosques y su exclusión prolongada de los procesos de toma de decisiones importantes.
Dentro de cada pueblo indígena, ciertos grupos pueden enfrentar desafíos adicionales. Un caso que se repite en la mayoría de las regiones es el de las mujeres indígenas en culturas patriarcales, quienes pueden no beneficiarse de manera equitativa de las estrategias de adaptación. En la comunidad Bassari en Senegal, el cambio hacia el cultivo de productos comerciales como el algodón ha reducido el control de las mujeres sobre el dinero del hogar y podría afectar negativamente la nutrición familiar a medida que la agricultura se vuelve menos diversa.
Combinar el conocimiento indígena con nuevas oportunidades puede ayudar a superar estas barreras, generar soluciones innovadoras para adaptarse y reducir los efectos del cambio climático, tanto a nivel local como global. Los pescadores inuit en el Ártico canadiense están trabajando con científicos, utilizando tecnología para gestionar los riesgos del cambio en el hielo marino. Juntos, co-gestionan las pesquerías, lo que mejora la seguridad alimentaria, fomenta el aprendizaje y genera conocimiento compartido. Los tibetanos del condado de Shangri-La se han adaptado a la escasez generalizada de agua causada por el cambio climático al combinar sus medios de vida tradicionales con las nuevas oportunidades que trae el turismo.
Hacia una mejor inclusión de los pueblos indígenas
La coyuntura actual amerita que los tomadores de decisiones reconozcan a los pueblos indígenas como custodios legítimos del conocimiento sobre el cambio climático y sus impactos, y respeten sus derechos a participar en la toma de decisiones de manera justa, equitativa y efectiva. Con base en los hallazgos del proyecto LICCI, el equipo ha desarrollado recomendaciones específicas para los responsables de la formulación de políticas públicas y, para las instituciones de investigación que trabajan con comunidades indígenas y cambio climático.
Recomendaciones para los tomadores de decisiones:
1. Fortalecer la capacidad de los tomadores de decisiones para involucrarse con el conocimiento indígena: aumentar las habilidades y la capacidad de individuos e instituciones para entender, apreciar e integrar el conocimiento y las perspectivas de los pueblos indígenas, asegurando un trato justo en las discusiones relacionadas con el clima.
2. Adoptar un enfoque basado en derechos para las políticas climáticas: respetar los derechos de los pueblos indígenas, tal como se establece en la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Esto incluye consultas exhaustivas y continuas, así como garantizar el Consentimiento Libre, Previo e Informado antes de implementar cualquier política climática en sus territorios, ya sea para mitigación, adaptación o reparación.
3. Asegurar la representación indígena en todos los niveles de toma de decisiones: los pueblos deben estar incluidos en cada etapa de la toma de decisiones climáticas, desde la evaluación de necesidades y la distribución de fondos hasta la planificación, monitoreo y evaluación de programas de adaptación. Su participación en procesos nacionales y globales debe ser permanente, significativa y efectiva, e incluir derechos de voto.
4. Garantizar una financiación climática justa: los gobiernos deben cubrir los costos que enfrentan los pueblos indígenas al adaptarse a los cambios climáticos que no causaron. Las comunidades indígenas deben tener un papel más importante en la decisión sobre la asignación de fondos para mitigación y adaptación climática. Además, deben ser parte de los órganos de responsabilidad climática, como los que supervisan las pérdidas, daños y compensaciones (por ejemplo, UN-REDD o el Fondo Verde para el Clima).
5. Promover soluciones inclusivas lideradas localmente: los gobiernos y los programas de adaptación climática deben alejarse de soluciones centradas en la tecnología que excluyen a los pueblos indígenas y pueden generar dependencias. En su lugar, el enfoque debe centrarse en soluciones integradas y dirigidas localmente que aborden las causas fundamentales del cambio ambiental y las necesidades de los grupos vulnerables.
6. Fomentar la coherencia entre las políticas de adaptación climática: asegurar que las políticas estén coordinadas a través de sectores y escalas para abordar de manera integral los diversos y simultáneos desafíos que enfrentan los pueblos indígenas al adaptarse al cambio climático.
Recomendaciones para instituciones de investigación y agencias de financiamiento
1. Promover el liderazgo local: asegurar la representación de los pueblos indígenas en cuerpos científicos, asesores y de toma de decisiones que den forma a la investigación climática y ambiental. Fomentar la autoría indígena en publicaciones clave para elevar sus voces en discusiones globales.
2. Apoyar la investigación colaborativa: crear oportunidades para co-desarrollar propuestas de investigación inclusivas, específicas del contexto y completamente participativas con socios indígenas.
3. Adoptar un enfoque de investigación basado en derechos: la investigación que involucre a pueblos indígenas debe seguir estrictos protocolos que respeten la soberanía y gobernanza de los datos indígenas. Esto incluye la representación indígena en comités de ética de investigación, organismos reguladores de datos y durante todo el proceso de investigación.
4. Construir comunidades de práctica: establecer redes nacionales e internacionales que permitan a las comunidades indígenas compartir experiencias y conocimientos sobre los impactos del cambio climático.
5. Ampliar los criterios de evaluación de la investigación: cambiar el enfoque de las métricas académicas tradicionales. Evaluar la investigación en función del tiempo y los recursos necesarios para proyectos colaborativos, las relaciones establecidas con las comunidades y los beneficios tangibles que la investigación aporta a dichas comunidades.
6. Reducir los impactos ambientales de la investigación: la investigación climática debe minimizar su huella de carbono reconsiderando los viajes y reduciendo la huella digital de los proyectos. Promover una discusión transparente sobre la reducción de los impactos ambientales, equilibrando el bienestar del investigador y la calidad de la investigación.
Victoria Reyes-García es Profesora Investigadora de ICREA en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB). Su investigación se centra en los sistemas de conocimiento indígena y local, particularmente en relación con el entorno natural, y en la relevancia de estos sistemas de conocimiento para abordar las crisis climáticas y ambientales.
Consorcio LICCI es una red de investigación que incluye personas de diferentes nacionalidades, antecedentes disciplinarios y posiciones, que reconocen la necesidad de aumentar la transferibilidad, integración y escalabilidad de la información de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la investigación climática.