Sentipensar un periodismo ambiental e indígena para salvaguardar la Amazonía

Imagen destacada de la nota

Foto: Iván Castaneira / Agencia Tegantai

Tras posicionar a la Amazonía como un símbolo de la protección de la naturaleza, es momento de construir narrativas positivas que generen esperanza en la solución de los conflictos ambientales. Asimismo, este periodismo debe explicar los conflictos ambientales, exigir transparencia, ser accionable y crear espacios que promuevan nuevas formas de gobernanza que beneficien a las comunidades amazónicas. Es imperativo descolonizar las formas de narrar e incorporar el periodismo indígena a las grandes coberturas que relatan la Amazonía. El punto de no retorno nos obliga a fortalecer el derecho humano a la comunicación desde las miradas de quienes habitan y protegen la biodiversidad y los bosques amazónicos.

Durante la última década, la Amazonía se ha convertido en uno de los principales emblemas mundiales de la protección ambiental. En buena medida, este fenómeno se ha dado gracias al trabajo de los periodistas y los guardianes de la naturaleza que han dado su vida por entender las realidades de los bosques amazónicos. Un ejemplo de esto son el periodista Dom Phillips y el indigenista Bruno Pereira, quienes fueron asesinados en junio de 2022 durante un viaje al Valle del Javari, la segunda tierra indígena más grande de Brasil, cuando investigaban la destrucción ocasionada por los grupos criminales.

El periodismo de investigación trabaja en condiciones muy difíciles bajo el espíritu de develar las causas, las razones y los intereses detrás de fenómenos complejos como la deforestación en la Amazonía. En efecto, durante la última década, cientos de periodistas han logrado posicionar a esta región como un lugar único para la especie humana, con una biodiversidad invaluable para la humanidad. Así, el periodismo le ha contado al mundo que la Amazonía debe ser protegida y restaurada de forma urgente. 

Este posicionamiento, por supuesto, no ha sido solamente gracias al periodismo. Este trabajo de visibilizar la Amazonía y denunciar el extractivismo ha estado acompañado por una lucha incansable de los pueblos indígenas y miles de guardianes de la Amazonía: guardabosques, comunidades, defensores ambientales y movimientos sociales. Fue a partir de este trabajo en equipo que se pudo construir una poderosa narrativa sobre la urgencia de proteger la Amazonía que ha logrado permear en las esferas globales. Sin embargo, hoy debe empujar una siguiente fase: cómo salvar este territorio del punto de no retorno.

Los pueblos indígenas amazónicos ejercen un rol fundamental como protectores de la naturaleza. Ellos trabajan codo a codo con los periodistas para denunciar la destrucción. Foto: Iván Castaneira / Agencia Tegantai

Una poderosa narrativa para la protección ambiental

Los científicos han denominado como punto de no retorno a la situación en la cual la deforestación y degradación combinadas superan el 25% de la superficie de la Amazonía. Este concepto evidencia la relación de depredación entre los ecosistemas, el extractivismo y los seres humanos. En un principio, esta conexión se ha informado desde una dimensión negativa: cómo el consumo occidental perpetúa la deforestación de los bosques amazónicos. Sin embargo, ahora necesitamos un periodismo que proponga encuadres positivos: entender el valor de los ríos voladores y otras cientos de historias que permitan ver que la Amazonía también está llena de soluciones para su preservación.

Una vez que la Amazonía se ha convertido en una poderosa narrativa para la protección ambiental, debemos poner en discusión el relato sobre su estado crítico y cómo las cadenas de valor globales siguen empujándola hacia su punto de no retorno. En este momento, el periodismo occidental tiene el desafío de convertirse en una herramienta de acción que reconozca la importancia del periodismo indígena y promueva la amplificación de las voces de aquellos sectores que más sufren los impactos ambientales en la Amazonía. De este modo, la comunicación ganará una mirada más diversa, equitativa e incluyente.

Se debe dar espacio a la memoria histórica, las narrativas indígenas y las cosmogonías que habitan este territorio. Los pueblos amazónicos practican una relación armónica entre cuerpo y territorio que es esencial para proteger los bosques.

Los pueblos amazónicos practican una relación armónica entre cuerpo y territorio que es esencial para proteger los bosques y sus ecosistemas.

Una mirada positiva sobre la Amazonía es vital para narrar la importancia de este territorio y crear nuevos vínculos con audiencias, comunidades y los actores responsables de accionar medidas concretas a favor de los ecosistemas. Aún existe un largo camino por recorrer hacia un periodismo que en sus coberturas sobre la Amazonía incluya perspectivas diversas y emergentes que nos permitan alcanzar soluciones dialogadas, visionar oportunidades en armonía con la naturaleza, soñar futuros conjuntos. En materia ambiental, el periodismo debe exigirles transparencia a los gobiernos, corporaciones, individuos y mercados con el objetivo de incidir en las políticas públicas y promover nuevas formas de gobernanza intercultural en la región. 

También es necesario que las y los periodistas aborden los casos de resiliencia, la memoria histórica, las narrativas indígenas y las cosmogonías de los pueblos que habitan este territorio. Los pueblos amazónicos practican una relación armónica entre cuerpo y territorio que es esencial para proteger los bosques y sus ecosistemas. Este periodismo debe comunicar la relación entre flora, fauna y seres humanos, dando voz a los seres sintientes que habitan la Amazonía: la voz del jaguar, de las anacondas y de las cientos de especies de anfibios, plantas y animales que trasiegan entre sus ríos, tierras y árboles.

La deforestación es uno de los principales problemas de la Amazonía. El periodismo debe informar esta complejidad de modo accesible y educar a las nuevas audiencias. Foto: Pulitzer

Un periodismo que impulse la resiliencia

La Amazonía son millones de Amazonías. Y el periodismo debe entender su naturaleza, sus problemas y sus fenómenos. Hoy, más que nunca, debe ser dinámico y proactivo para movilizar y educar a las nuevas audiencias: desde entender los problemas de la Amazonía hasta saber qué podemos hacer para protegerla. El periodismo ya no se trata sólo de cubrir las noticias, ahora debe dar a conocer los intereses que atentan contra la Amazonía con ética, rigurosidad y método. Además, debe ampliarse, mutar e impulsar que las comunidades sean más resilientes, que los gobiernos sean más transparentes y que la ciudadanía entienda cómo actuar.

El abanico de oportunidades para construir un nuevo periodismo por la Amazonía se amplía cuando abordamos las herramientas que el periodismo indígena puede aportar para soñar futuros posibles en armonía con la Amazonía. Estas herramientas deben reconocer y reivindicar el rol de la memoria histórica y de las luchas indígenas para que la Amazonía siga en pie. Más importante aún es validar las cosmovisiones de los pueblos amazónicos y sus relaciones con la naturaleza, las plantas, los seres míticos y la tierra: sólo así podremos entender cómo habitar la Tierra desde un profundo respeto y, no desde el extractivismo y el exterminio de sus seres vivos.

La incorporación real, auténtica y proactiva del periodismo indígena en las grandes coberturas que relatan la Amazonía aún es incipiente. Entender cómo generar confianza con los periodistas indígenas y descolonizar la forma de narrar, investigar y percibir la realidad es una tarea difícil, pero necesaria. Aun así, es urgente crear nuevas colaboraciones y tejer puentes para pensar un periodismo que nos permita fortalecer la preservación de la naturaleza. Ya se ha logrado una tarea titánica: convertir a la Amazonía en un símbolo de lucha y resistencia global. Ahora, debemos sentipensar un periodismo que se convierta en acciones, reformas y herramientas concretas que garanticen la supervivencia de los bosques amazónicos.

Jonatan Rodríguez

Jonatan Rodríguez es Gerente de Programas de Divulgación para el Centro Pulitzer. Fue Editor en OpenDemocracy y Gerente de País para Change.org. Además estudió sociología en la Universidad Nacional de Colombia y posee una maestría en Desarrollo Sostenible por la Universidad de los Andes.