Luis Jiménez Cáceres fue electo Convencional Constituyente por el pueblo Aymara. Sus raíces aymaras provienen de las regiones de Arica y Parinacota (Comunidad de Guallatire) y Tarapacá (Comunidad de Chiapa). El abogado especializado en derechos humanos de los pueblos indígenas y del medio ambiente afirma que la nueva Constitución debe garantizar las autonomías territoriales y la participación política en la toma de decisiones, y reconocer a la pachamama como sujeto de derecho.
Luis Jiménez Cáceres fue electo Convencional Constituyente por el pueblo Aymara. Sus raíces aymaras provienen de las regiones de Arica y Parinacota (Comunidad de Guallatire) y Tarapacá (Comunidad de Chiapa). El abogado especializado en derechos humanos de los pueblos indígenas y del medio ambiente afirma que la nueva Constitución debe garantizar las autonomías territoriales y la participación política en la toma de decisiones, y reconocer a la pachamama como sujeto de derecho.
Debates Indígenas: ¿Qué lo motivó a presentarse como candidato a la Convención Constitucional
Luis Jiménez Cáceres: Como aymara y abogado soy parte de un movimiento que ha venido levantando las demandas por la defensa de los territorios ancestrales y de la Madre Tierra. Somos diversas personas y comunidades que nos hemos articulado para defender nuestros malkus, que son nuestros cerros sagrados, frente a proyectos mineros que impactan en nuestros territorios. Es en este contexto que nace la idea de presentarme como candidato a convencional por el Pueblo Aymara.
DI: ¿Qué se siente llegar a la Constituyente en representación de su Pueblo?
LJC: Estamos muy satisfechos de haber podido alcanzar un escaño en la Convención, lo que nos permitirá incidir en la protección del territorio y los derechos indígenas que establecerá la nueva Constitución. También nos sentimos con una gran responsabilidad pues nos toca defender las reivindicaciones históricas del Pueblo Aymara. En este sentido, nos sentimos muy acompañados. En lo personal, lo veo como el cierre de un proceso que tuvo su hito principal en los Acuerdos de Nueva Imperial, cuando el pueblo Aymara, Mapuche y Rapanui, entre otros, nos unimos y demandamos el reconocimiento constitucional. Finalmente, 20 años después es posible. Así que estamos muy contentos, muy esperanzados y con mucha fuerza para seguir este camino.
DI: ¿Cuáles son sus expectativas del proceso?
LJC: Nuestra expectativa es terminar con esta relación de dominación entre el Estado chileno y el Pueblo Aymara. Buscamos garantizar una relación de igualdad e intercultural que nos reconozca como pueblos con derecho a la autodeterminación. El Estado debe reconocernos como sujetos con derechos políticos, derecho a autogobernarnos y derecho a participar en la toma de decisiones a nivel municipal, regional, en el Congreso y en los Tribunales.
“Nuestra expectativa es terminar con esta relación de dominación entre el Estado chileno y el Pueblo Aymara”.
DI: ¿Cómo deberían participar los pueblos indígenas en dicho proceso?
LJC: La participación indígena tiene que ser como pueblos. Esto significa respetar que somos sujetos políticos con derecho a la autodeterminación. Por lo tanto, el proceso constituyente debe ser intercultural, debe respetar a las autoridades tradicionales y a las formas tradicionales de toma de decisiones. Esperamos que el futuro reglamento de la convención constituyente pueda reflejar este principio de la interculturalidad y que la participación ciudadana indígena sea lo más amplia posible, con garantías para todos.
DI: ¿Qué quisiera ver plasmado en la nueva Constitución?
LJC: En la nueva constitución deben quedar plasmadas al menos tres ideas. Lo primero, que debe reconocerse a los pueblos originarios mediante un Estado Plurinacional que garantice las autonomías territoriales, la participación política en todas las instancias de la toma de decisiones y un catálogo de derechos colectivos acorde a los estándares internacionales. El segundo elemento debe ser un nuevo modelo de desarrollo, que supere el extractivismo, que sea solidario, sustentable ambientalmente y con énfasis en ciencias, tecnologías y saberes, tanto occidentales como originarios. Y, en tercer lugar, debe reconocerse que la naturaleza, el medio ambiente, la pachamama tiene vida y se relaciona con nosotros: estamos insertos en el mundo y no somos el centro de él. Por lo tanto, estamos de acuerdo en que la nueva constitución debe reconocer a la pachamama como un sujeto de derechos.